MEMORIAS DE TULPAS DE PALABRA CON EL MAYOR ANDRÉS CÓRDOBA (MÉDICO TRADICIONAL PUEBLO PASTO -INGA- QUILLACINGA)
Con el deseo de hacer del mambe y del ambil una experiencia de crecimiento y fortaleza espiritual, teniendo en cuenta que son medicinas tradicionales indígenas cuyo uso se ha popularizado paulatinamente en algunos contextos culturales de nuestra sociedad (académicos, religiosos, medicinales, entre otros), nació en las reflexiones de nuestra organización y las personas que en su camino aportan visiones, sueños y sensibilidades, el deseo de gestionar espacios idóneos para compartir la palabra, a propósito de la esencia de estas medicinas, que se basan en el diálogo y la escucha activa.
Promover el adecuado uso de estas medicinas, intención que siempre hemos buscado, es una tarea consagrada que hemos establecido entendiendo que estas plantas de conocimiento (hoja de coca y tabaco), provienen de contextos culturales indígenas arraigados en los territorios Colombianos de selva y de montaña que, como gente de ciudad o "aucas urbanos" -salvajes/nativos de ciudad- (a las palabras de Andrés Córdoba, nuestro actual guía y sabedor) aun no entendemos o estamos descubriendo.
Intentamos hacer ejercicios de mambeos colectivos de forma independiente. Pero en el camino nos confrontamos con los contextos donde estábamos mambeando: espacios públicos de la ciudad que eran asumidos más como un "parche" o espacio de esparcimiento/entretenimiento, que como un espacio original de ritual, de reflexión o tejido de palabra sanadora, que es la forma como fuimos introducidos en la práctica de consumir mambe y ambil amazónico.
En este orden de ideas, muchos empezamos a notar la diferencia. De repente, en medio de un sano mambeo con amigos, se atravesaba una cerveza, un viche o un trago fuerte. Desde ahí, la experiencia de reencuentro espiritual con estas plantas sagradas, se empezó a marchitar. Sentimos que salió de contexto el mambe, que lo estabamos profanando, que lo estabamos "prostituyendo". Pero con el gran misterio, de que la energía de la palabra promovida por el mambeo seguía insistiendo en encontrar su lugar.
Lo que menciono ocurría, y sigue ocurriendo, en la Loma de la Cruz, en la ciudad de Cali, los días Jueves en el que se realiza actividad cultural mediante las danzas del TADI -Taller de Danzas Indígenas-, una organización que ha conquistado este espacio desde hace varios años con su propuesta de promover las danzas indígenas andinas -entre otras manifestaciones artísticas y culturales- y, por ende, la cultura indígena existente en la ciudad de Cali, la cual cuenta actualmente con más de 10 cabildos indígenas en contexto de ciudad, reconocidos legalmente por el Distrito de Santiago de Cali.
Con más de 3 años de consumo de mambe y ambil, desde esta organización, se observó la dinámica de confluencia en la Loma de la Cruz de personas afines a las ritualidades ancestrales de origen indígena, compartiendo desde el círculo de amistades, lo que acontece con el mambe amazónico y el ambil. Cabe en este momento decir, que en la popularización del mambe y del ambil, a su escala, el chimó, de orígen llanero, está remplazando el uso tradicional del ambil, a raíz de la diferencia de costos que esta medicina esta teniendo. Mientras una copa de 45 gramos de ambil cuesta en Colombia 60 mil pesos, aproximadamente, una barrita de chimó está costando 6 mil pesos. Ambos son tabaco en resina después de varias horas de cocción, con la diferencia de que el ambil de tradición es preparado de una forma más natural para el organismo con tabaco orgánico y sales minerales de plantas, en 4 días de preparación, en medio de cantos, rezos y cuidados de los hacedores, mientras que el chimó es preparado en un solo día, con sales químicas que irritan el sistema digestivo y a nivel de producción industrial en fabricas donde no hay ritualidad en su preparación. Bien saben los pueblos llaneros, de donde proviene el chimó, que esta herramienta ancestral no se traga, sino que se escupe. Su uso, es netamente bucal, más no digestivo, a diferencia del ambil de tradición, el cual si es digestivo y se puede tragar.
En otras palabras, para lectores experimentados y nuevos, el uso del ambil de tradición es más amable orgánicamente, que el uso del chimó. Y en ello radica la popularización que se ha hecho del chimó, actualmente, en que es más barato.
A raíz de lo anterior, quienes acostumbran a consumir mambe en la Loma de la Cruz, en Cali, empezaron a evidenciar que los encuentros, a pesar de la amistad, no aportaban profundidad en cuanto a construcciones personales de vida. La experiencia se quedaba en un parche de amistades afines que comparten espacios de encuentro, pero en los que no se daba ninguna orientación (¿Orientación de quién?, ¿Cuál autoridad me guía?), todos estábamos de igual a igual.
De este modo, reconociendo la trayectoria de Andrés Córdoba como médico tradicional yagesero adscrito a la Comunidad Indígena Pasto, Inga y Quillacinga, se dio la oportunidad de realizar una "Tulpa de Conocimiento", que en su visión y filosofía, es la forma como se denomina el tradicional ritual del mambeadero, bajo el contexto de su comunidad.
Con algunas visitas previas y sorpresivas a la Loma de la Cruz, Andrés Córdoba logró convocar a algunos de los asistentes de la Loma, a un encuentro tradicional en la propia casa de sus padres en Cali, para gestionar un encuentro con las condiciones dignas de un mambeo: refrescos de plantas sin licor, caguana, limpias de ruda y albahaca, un altar para la medicina, entre otros detalles de un contexto ritual que en espacios públicos no resultan posibles.
Y desde entonces, ¡acertamos!
Con los espacios de mambeadero que orientó Andrés Córdoba, se aclararon las vivencias, emociones y situaciones personales en los que muchos participantes se sentían "fuera de lugar".
Aclaramos:
- Que el mambeo es un ritual de palabra que necesita expresarse. Basta de mambeos a solas sin tener ningún compañero que escuche y retroalimente, mutuamente, nuestras historias.
- Que una cosa es el "mundo festivo de la sociedad" y otra cosa el trabajo serio con la medicina, que nos facilita comprender mejor nuestras vidas y acciones para nuestro bienestar y crecimiento espiritual pero, ante todo, poniendo en práctica y explorando las lecciones aprendidas.
- Que mambe y ambil, como espíritus mayores de la Madre Tierra, merecen respeto. Ellas siempre van a construir y a aportar a la vida humana, siempre y cuando se las honre y se les use con un buen propósito de corazón.
- Que los mambeos fuera de contexto ritual no están prohibidos: simplemente, cada uno asume su buen manejo y uso respetuoso.
- Que no se trata de generar hábitos, adicciones o dependencias con estas plantas. Que se trata de interiorizar la palabra de enseñanza para poner en práctica, desde el buen gozo, el perdón propio y la reconciliación con la vida. Mejor un buen mambeo al mes, que 3 mambeos por semana sin sentido (o sólo pa' botar corriente, pues para eso no se necesita ni mambe ni ambil)
- El alcohol con el mambe, no es adecuado. Mejor viajar al subconsciente o inconsciente con un mapa a bordo, que pataleando sin saber a que lugar oculto de nuestras vidas nos llevó la bebida.
- Que para mambear en colectivo, necesitamos tener paciencia y escucha del otro (la otredad es parte de la filosofía andina). Es decir, "yo soy porque somos". El mambeo no es lugar para el ego ni las apariencias, somos como somos y desde allí nos hacemos.
- El mambeo no es un espacio para juzgar al otro. Como seres humanos, estamos hechos a prueba de ensayo y error y nadie nació aprendido. Tampoco es un espacio para promover el auto-juicio. Vivamos lo que hayamos vivido, si estamos contando la historia es porque hemos sobrevivido. Lo que paso, bonito o feo en nuestras vidas, nos tiene aquí, vivos y luchando por encontrar un mejor vivir.
- Que la medicina, en medio del diálogo, siempre entrega soluciones a los problemas. Ya depende de nosotros si la pillamos o hacemos caso de la palabra de vida compartida.
- Que el mambeadero no es un espacio para el debate ni el diálogo competitivo. La "magia" del mambeadero ocurre siempre y cuando sus participantes conserven la intención positiva de armar el "rompecabezas" propio de mis entendimientos, con cada palabra expresada, respetando la vida y las vivencias de cada ser.
- Que al no ser portadores de una cosmovisión indígena en propiedad, las historias de los aucas de ciudad -mestizos urbanos- son las historias mismas de nuestras vivencias, logros, triunfos, derrotas, talentos y debilidades. El compartir en el mambeadero es desde nuestra vida misma, mas no desde lo que "creemos" que es la vida ilusoriamente.
Estos, entre otros aprendizajes, empezaron a tomar forma con Andrés Córdoba. Aprendizajes que estaban allí, pero que tal vez no habíamos revisado.
Alrededor de cuatro horas de mambeo (entre 8 y 12 de la noche), con ambil de tradición y refrescos de aguas frescas (aromáticas), fueron suficientes para centrarnos en un mejor vivir y hacer de la medicina una oportunidad para crecer. Ya no era la cerveza, el vino, el pipilongo o cualquier trago fuerte lo que nos encantaba, sino que la oportunidad estaba dada en cuanto a conocer al otro, al compañero, en realidad. Y observar lo que desde cada historia y palabra expresada, puedo aprender para mi propia vida.
Comparto mi experiencia con Amor, Humildad y Cariño. Orgulloso de que Andrés Córdoba, con su trayectoria como médico tradicional, formado en el acontecer de rituales ancestrales de yagé, mambe y ambil, en contexto de ciudad, nos acompañase en el entendimiento de estas medicinas que, sin sabedor ni acompañante experimentado a bordo, resultan muy desafiantes para establecer propósitos claros y metas a seguir, en medio del ruido y las lógicas citadinas de consumo y esparcimiento en el que se están usando.
Sirva este artículo de recuento para agradecer a Andrés Córdoba como médico tradicional yagesero y a la Fundación Tama Cona, por su espíritu solidario y afectivo en medio del acontecer de medicinas ancestrales a los que llegan muchas personas en la ciudad, sin conocer de primera mano de que se tratan estas ritualidades. Andrés Córdoba es, tal vez, el único medico tradicional yagesero, que se ha llevado la filosofía de entregar el yagé y la medicina ancestral "en el lugar dónde está la enfermedad". Y de este modo, a regalar la experiencia del ritual del yagé y del mambeo para comunidades necesitadas de auxilio espiritual. Es decir, comunidades de niñ@s, adolescentes y jóvenes, que han pasado por el abandono familiar, social, estatal e incluso han caído en la delincuencia y la adicción a las drogas, entre otros casos comunes a poblaciones marginalizadas, que se están confrontando con la "plata fácil" y la decadencia del narcotráfico.
Actualmente, muchas comunidades indígenas, médicos tradicionales y servidores del camino del yagé, han popularizado esta ritualidad, entre otras plantas de conocimiento, como herramientas de sanación. Sin embargo, desde la observación de los pueblos indígenas (quienes desde la antiguedad han sido custodios de las plantas enteógenas) estas experiencias ha sido llevadas a un acontecer más del consumo capitalista que, sin los orientadores idóneos, carecen de fundamento para ofrecer un espacio de curación y sanación verdaderos que impulsen hacia un buen vivir. Se evidencia, a nivel global-internacional, un aumento de consumo de medicinas ancestrales sin conocimiento del origen y del propósito que subyace a la experiencia misma del consumo de enteógenos, o plantas sagradas de conocimiento, que se está quedando en las superficies y se quedan cortos en transformar la experiencia humana en su integridad.
No es la hoja de coca por ser hoja de coca que nos enseña. Tampoco el tabaco, el ambil o cualquiera de las plantas sagradas con las que comulguemos que nos iluminan per sé. Se trata de la intención, el amor y el respeto con la que nos acercamos a ellas, para revisar nuestras vidas y orientarlas, con ayuda de nuestros herman@s, hacia el mejor rumbo.
Seguiremos caminando con Andrés Córdoba como aliado principal de este proyecto de Fundación -Alianza Cordillera-, pues entendemos que la vida va orientando a cada ser humano hacia su rumbo y, que tarde o temprano, nos encontramos con nuestro ser original para avanzar en la sincronía de los sueños del Gran Creador.
Aspiramos que estas palabras brinden confianza, orientación y armonía, a quienes se adentran en los caminos de la medicina ancestral indígena, con buen corazón y deseo de avanzar en el camino de la existencia.
¡Paz para tod@s y buen camino en el andar!
¡Bendiciones de Colores!
PD: Atentos a la nueva fecha de toma de yagé con Andrés Córdoba. A finales de Diciembre de 2024 estaremos organizando un nuevo encuentro, con Tulpa de Conocimiento y Ceremonia de Yagé, para cerrar con broche de oro nuestros hallazgos en este año 2024.