Un arduo camino en 2024, pero lo logramos...

 MEMORIAS DE TULPAS DE PALABRA CON EL MAYOR ANDRÉS CÓRDOBA (MÉDICO TRADICIONAL PUEBLO PASTO -INGA- QUILLACINGA)

 

Con el deseo de hacer del mambe y del ambil una experiencia de crecimiento y fortaleza espiritual, teniendo en cuenta que son medicinas tradicionales indígenas cuyo uso se ha popularizado paulatinamente en algunos contextos culturales de nuestra sociedad (académicos, religiosos, medicinales, entre otros), nació en las reflexiones de nuestra organización y las personas que en su camino aportan visiones, sueños y sensibilidades, el deseo de gestionar espacios idóneos para compartir la palabra, a propósito de la esencia de estas medicinas, que se basan en el diálogo y la escucha activa. 

Promover el adecuado uso de estas medicinas, intención que siempre hemos buscado, es una tarea consagrada que hemos establecido entendiendo que estas plantas de conocimiento (hoja de coca y tabaco), provienen de contextos culturales indígenas arraigados en los territorios Colombianos de selva y de montaña que, como gente de ciudad o "aucas urbanos" -salvajes/nativos de ciudad- (a las palabras de Andrés Córdoba, nuestro actual guía y sabedor) aun no entendemos o estamos descubriendo.

Intentamos hacer ejercicios de mambeos colectivos de forma independiente. Pero en el camino nos confrontamos con los contextos donde estábamos mambeando: espacios públicos de la ciudad que eran asumidos más como un "parche" o espacio de esparcimiento/entretenimiento, que como un espacio original de ritual, de reflexión o tejido de palabra sanadora, que es la forma como fuimos introducidos en la práctica de consumir mambe y ambil amazónico.

En este orden de ideas, muchos empezamos a notar la diferencia. De repente, en medio de un sano mambeo con amigos, se atravesaba una cerveza, un viche o un trago fuerte. Desde ahí, la experiencia de reencuentro espiritual con estas plantas sagradas, se empezó a marchitar. Sentimos que salió de contexto el mambe, que lo estabamos profanando, que lo estabamos "prostituyendo". Pero con el gran misterio, de que la energía de la palabra promovida por el mambeo seguía insistiendo en encontrar su lugar.

Lo que menciono ocurría, y sigue ocurriendo, en la Loma de la Cruz, en la ciudad de Cali, los días Jueves en el que se realiza actividad cultural mediante las danzas del TADI -Taller de Danzas Indígenas-, una organización que ha conquistado este espacio desde hace varios años con su propuesta de promover las danzas indígenas andinas -entre otras manifestaciones artísticas y culturales- y, por ende, la cultura indígena existente en la ciudad de Cali, la cual cuenta actualmente con más de 10 cabildos indígenas en contexto de ciudad, reconocidos legalmente por el Distrito de Santiago de Cali.

Con más de 3 años de consumo de mambe y ambil, desde esta organización, se observó la dinámica de confluencia en la Loma de la Cruz de personas afines a las ritualidades ancestrales de origen indígena, compartiendo desde el círculo de amistades, lo que acontece con el mambe amazónico y el ambil. Cabe en este momento decir, que en la popularización del mambe y del ambil, a su escala, el chimó, de orígen llanero, está remplazando el uso tradicional del ambil, a raíz de la diferencia de costos que esta medicina esta teniendo. Mientras una copa de 45 gramos de ambil cuesta en Colombia 60 mil pesos, aproximadamente, una barrita de chimó está costando 6 mil pesos. Ambos son tabaco en resina después de varias horas de cocción, con la diferencia de que el ambil de tradición es preparado de una forma más natural para el organismo con tabaco orgánico y sales minerales de plantas, en 4 días de preparación, en medio de cantos, rezos y cuidados de los hacedores, mientras que el chimó es preparado en un solo día, con sales químicas que irritan el sistema digestivo y a nivel de producción industrial en fabricas donde no hay ritualidad en su preparación. Bien saben los pueblos llaneros, de donde proviene el chimó, que esta herramienta ancestral no se traga, sino que se escupe. Su uso, es netamente bucal, más no digestivo, a diferencia del ambil de tradición, el cual si es digestivo y se puede tragar.

En otras palabras, para lectores experimentados y nuevos, el uso del ambil de tradición es más amable orgánicamente, que el uso del chimó. Y en ello radica la popularización que se ha hecho del chimó, actualmente, en que es más barato.

A raíz de lo anterior, quienes acostumbran a consumir mambe en la Loma de la Cruz, en Cali, empezaron a evidenciar que los encuentros, a pesar de la amistad, no aportaban profundidad en cuanto a construcciones personales de vida. La experiencia se quedaba en un parche de amistades afines que comparten espacios de encuentro, pero en los que no se daba ninguna orientación (¿Orientación de quién?, ¿Cuál autoridad me guía?), todos estábamos de igual a igual.

De este modo, reconociendo la trayectoria de Andrés Córdoba como médico tradicional yagesero adscrito a la Comunidad Indígena Pasto, Inga y Quillacinga, se dio la oportunidad de realizar una "Tulpa de Conocimiento", que en su visión y filosofía, es la forma como se denomina el tradicional ritual del mambeadero, bajo el contexto de su comunidad.

Con algunas visitas previas y sorpresivas a la Loma de la Cruz, Andrés Córdoba logró convocar a algunos de los asistentes de la Loma, a un encuentro tradicional en la propia casa de sus padres en Cali, para gestionar un encuentro con las condiciones dignas de un mambeo: refrescos de plantas sin licor, caguana, limpias de ruda y albahaca, un altar para la medicina, entre otros detalles de un contexto ritual que en espacios públicos no resultan posibles.

Y desde entonces, ¡acertamos! 

 


Con los espacios de mambeadero que orientó Andrés Córdoba, se aclararon las vivencias, emociones y situaciones personales en los que muchos participantes se sentían "fuera de lugar".

Aclaramos:

  • Que el mambeo es un ritual de palabra que necesita expresarse. Basta de mambeos a solas sin tener ningún compañero que escuche y retroalimente, mutuamente, nuestras historias.
  • Que una cosa es el "mundo festivo de la sociedad" y otra cosa el trabajo serio con la medicina, que nos facilita comprender mejor nuestras vidas y acciones para nuestro bienestar y crecimiento espiritual pero, ante todo, poniendo en práctica y explorando las lecciones aprendidas.
  • Que mambe y ambil, como espíritus mayores de la Madre Tierra, merecen respeto. Ellas siempre van a construir y a aportar a la vida humana, siempre y cuando se las honre y se les use con un buen propósito de corazón.
  • Que los mambeos fuera de contexto ritual no están prohibidos: simplemente, cada uno asume su buen manejo y uso respetuoso.
  • Que no se trata de generar hábitos, adicciones o dependencias con estas plantas. Que se trata de interiorizar la palabra de enseñanza para poner en práctica, desde el buen gozo, el perdón propio y la reconciliación con la vida. Mejor un buen mambeo al mes, que 3 mambeos por semana sin sentido (o sólo pa' botar corriente, pues para eso no se necesita ni mambe ni ambil)
  • El alcohol con el mambe, no es adecuado. Mejor viajar al subconsciente o inconsciente con un mapa a bordo, que pataleando sin saber a que lugar oculto de nuestras vidas nos llevó la bebida.
  • Que para mambear en colectivo, necesitamos tener paciencia y escucha del otro (la otredad es parte de la filosofía andina). Es decir, "yo soy porque somos". El mambeo no es lugar para el ego ni las apariencias, somos como somos y desde allí nos hacemos. 
  • El mambeo no es un espacio para juzgar al otro. Como seres humanos, estamos hechos a prueba de ensayo y error y nadie nació aprendido. Tampoco es un espacio para promover el auto-juicio. Vivamos lo que hayamos vivido, si estamos contando la historia es porque hemos sobrevivido. Lo que paso, bonito o feo en nuestras vidas, nos tiene aquí, vivos y luchando por encontrar un mejor vivir.
  • Que la medicina, en medio del diálogo, siempre entrega soluciones a los problemas. Ya depende de nosotros si la pillamos o hacemos caso de la palabra de vida compartida.
  • Que el mambeadero no es un espacio para el debate ni el diálogo competitivo. La "magia" del mambeadero ocurre siempre y cuando sus participantes conserven la intención positiva de armar el "rompecabezas" propio de mis entendimientos, con cada palabra expresada, respetando la vida y las vivencias de cada ser.
  • Que al no ser portadores de una cosmovisión indígena en propiedad, las historias de los aucas de ciudad -mestizos urbanos- son las historias mismas de nuestras vivencias, logros, triunfos, derrotas, talentos y debilidades. El compartir en el mambeadero es desde nuestra vida misma, mas no desde lo que "creemos" que es la vida ilusoriamente.

Estos, entre otros aprendizajes, empezaron a tomar forma con Andrés Córdoba. Aprendizajes que estaban allí, pero que tal vez no habíamos revisado. 

Alrededor de cuatro horas de mambeo (entre 8 y 12 de la noche), con ambil de tradición y refrescos de aguas frescas (aromáticas), fueron suficientes para centrarnos en un mejor vivir y hacer de la medicina una oportunidad para crecer. Ya no era la cerveza, el vino, el pipilongo o cualquier trago fuerte lo que nos encantaba, sino que la oportunidad estaba dada en cuanto a conocer al otro, al compañero, en realidad. Y observar lo que desde cada historia y palabra expresada, puedo aprender para mi propia vida.

Comparto mi experiencia con Amor, Humildad y Cariño. Orgulloso de que Andrés Córdoba, con su trayectoria como médico tradicional, formado en el acontecer de rituales ancestrales de yagé, mambe y ambil, en contexto de ciudad, nos acompañase en el entendimiento de estas medicinas que, sin sabedor ni acompañante experimentado a bordo, resultan muy desafiantes para establecer propósitos claros y metas a seguir, en medio del ruido y las lógicas citadinas de consumo y esparcimiento en el que se están usando.

Sirva este artículo de recuento para agradecer a Andrés Córdoba como médico tradicional yagesero y a la Fundación Tama Cona, por su espíritu solidario y afectivo en medio del acontecer de medicinas ancestrales a los que llegan muchas personas en la ciudad, sin conocer de primera mano de que se tratan estas ritualidades. Andrés Córdoba es, tal vez, el único medico tradicional yagesero, que se ha llevado la filosofía de entregar el yagé y la medicina ancestral "en el lugar dónde está la enfermedad". Y de este modo, a regalar la experiencia del ritual del yagé y del mambeo para comunidades necesitadas de auxilio espiritual. Es decir, comunidades de niñ@s, adolescentes y jóvenes, que han pasado por el abandono familiar, social, estatal e incluso han caído en la delincuencia y la adicción a las drogas, entre otros casos comunes a poblaciones marginalizadas, que se están confrontando con la "plata fácil" y la decadencia del narcotráfico.

Actualmente, muchas comunidades indígenas, médicos tradicionales y servidores del camino del yagé, han popularizado esta ritualidad, entre otras plantas de conocimiento, como herramientas de sanación. Sin embargo, desde la observación de los pueblos indígenas (quienes desde la antiguedad han sido custodios de las plantas enteógenas) estas experiencias ha sido llevadas a un acontecer más del consumo capitalista que, sin los orientadores idóneos, carecen de fundamento para ofrecer un espacio de curación y sanación verdaderos que impulsen hacia un buen vivir. Se evidencia, a nivel global-internacional, un aumento de consumo de medicinas ancestrales sin conocimiento del origen y del propósito que subyace a la experiencia misma del consumo de enteógenos, o plantas sagradas de conocimiento, que se está quedando en las superficies y se quedan cortos en transformar la experiencia humana en su integridad.

No es la hoja de coca por ser hoja de coca que nos enseña. Tampoco el tabaco, el ambil o cualquiera de las plantas sagradas con las que comulguemos que nos iluminan per sé. Se trata de la intención, el amor y el respeto con la que nos acercamos a ellas, para revisar nuestras vidas y orientarlas, con ayuda de nuestros herman@s, hacia el mejor rumbo.

Seguiremos caminando con Andrés Córdoba como aliado principal de este proyecto de Fundación -Alianza Cordillera-, pues entendemos que la vida va orientando a cada ser humano hacia su rumbo y, que tarde o temprano, nos encontramos con nuestro ser original para avanzar en la sincronía de los sueños del Gran Creador.

Aspiramos que estas palabras brinden confianza, orientación y armonía, a quienes se adentran en los caminos de la medicina ancestral indígena, con buen corazón y deseo de avanzar en el camino de la existencia.

  ¡Paz para tod@s y buen camino en el andar!  

¡Bendiciones de Colores! 

PD: Atentos a la nueva fecha de toma de yagé con Andrés Córdoba. A finales de Diciembre de 2024 estaremos organizando un nuevo encuentro, con Tulpa de Conocimiento y Ceremonia de Yagé, para cerrar con broche de oro nuestros hallazgos en este año 2024.

 

 

 









Proyecto Mambeo Intinerante 2024

Con mucho entusiasmo, alegría y agradecimiento a nuestra divinidad natural y ancestral, les contamos a todos nuestros seguidores que a partir de la fecha iniciamos con la propuesta del CÍRCULO DE MAMBEO ITINERANTE, que acompañado de palabra de consejo, oración y música, se estará llevando a cabo en la ciudad de Cali, a solicitud personalizada o colectiva de los hermanos y hermanas que quieran participar de esta propuesta. Desde la casa de pensamiento de Alianza Cordillera se plantea la visita de amigos, casas familiares, fincas o la programación anticipada de actividades rituales, a disposición o solicitud de quienes esten interesados en recibir orientación sobre el uso respetuoso de estas plantas de conocimiento.

El círculo de mambeo itinerante surge como respuesta a la necesidad de custodiar y guardianar la planta de conocimiento de la hoja de coca y el tabaco en su diferentes formas y presentaciones, dando lugar a espacios de asesoría, consejería y buen uso de estas plantas de conocimiento, en función de apoyar proyectos y planes de vida, propuestas culturales, espacios de diálogo psicoterapéuticos para personas que tienen el deseo de apoyarse con la medicina ancestral del mambe y del ambil de forma sana, segura y pautada, bajo los principios de tradición de los pueblos indígenas amazónicos, entre otras culturas étnicas que hace uso de la hoja de coca y el tabaco.

Por su parte, entendiendo que la medicina ancestral indígena ha migrado desde los usos en contextos ceremoniales y rituales desde la selva amazónica, los recintos sagrados tradicionales y los espacios consagrados para esta comunión, hacia contextos urbanos o citadinos, Alianza Cordillera y sus miembros fundadores asumen la iniciativa de custodiar y proteger el adecuado uso del mambe y del ambil, bajo los principios de tradición que procuran que el uso de estas plantas se de para la construcción, reparación, regeneración y mejoramiento de las personas y colectivos que las consuman, evitando a toda costa la tergiversación del mensaje original que se transmite desde los diálogos con las autoridades y mayores indígenas que, por tradición milenaria, han usado estas plantas con fines curativos y constructivos de una conciencia espiritual evolutiva.

Agradeciendo el interés que pueda despertar esta propuesta a caminantes del misterio de las plantas de conocimiento ancestral, la propuesta consiste en propiciar espacios planificados con una o dos semanas de anticipación para el mambeo, lo cual puede incluir desde círculos ceremoniales con participación abierta, como también asesorías personalizadas a individuos, familias o colectivos que estén interesados en apoyarse, direccionar y enriquecer sus vidas con la palabra de sabiduría que surge desde el acto de mambear. Por su parte, la casa de pensamiento Alianza Cordillera ofrece como servicio a todos las personas interesadas en resolver inquietudes o continuar con la labor de asesoría, algunas charlas y mambeos virtuales (para quienes viven afuera de la ciudad) con el fin de realizar seguimiento a la entrega de la medicina y palabra que sale desde nuestra casa. Dichas charlas y mambeos virtuales serán informados con antelación y también podrán darse de forma personalizada a solicitud de los hermanos y hermanas que lo soliciten.

Mediante esta página de noticias se estará informando de las fechas a realizar mambeos colectivos abiertos a la participación de comunidades, amigos y personas interesadas, como también de invitaciones que se proyectan en el mediano plazo con abuelos, maimas, sabedores y practicantes de la ciencia del mambeo que se programen a lo largo del año 2024 y en adelante. 

  Informes:

Diego Armando Fernández García 
Comunicador Social-Periodista / Educador Popular/ Universidad del Valle
Director Alianza Cordillera
Tel. 318-3881323
E-mail: alianzacordilleracolombia@gmail.com
Cali-Valle-Colombia

Nota: El círculo de mambeo itinerante es una propuesta que se puede financiar  mediante apoyos solidarios y voluntarios que dan las personas para asumir los costos de la medicina del mambe y del ambil, entre otros complementos que hacen parte del cuidado ritual (aguas aromáticas, preparación de chicha, cawana, entre otros). En esta medida, en cada reunión o encuentro se sugiere un aporte económico solidario de las personas que deseen participar de las actividades.

Diario Cordillera



DIARIO CORDILLERA
“Periodismo cultural con sabor a monte”

Diario Cordillera es un emprendimiento periodístico que aúna las sensibilidades folklóricas de Colombia para darles expresión y visibilidad. Se trata de una propuesta periodística alternativa en la que se desarrollan investigaciones en torno a la cultura, realizando seguimiento a las novedosas manifestaciones de cambio de nuestra sociedad, como también a las antiguas pero resurgentes expresiones de tradición que se fusionan, mezclan, transforman y trascienden en el tiempo.

Diario Cordillera le apunta a la construcción de un periodismo responsable y de largo aliento, aquél donde el afán noticioso no es la prioridad, sino el análisis crítico y respetuoso de los acontecimientos culturales, concediendo espacio para las diferentes miradas de la sociedad, pero consagrando nuestra labor al encuentro de la conciliación, la armonía, el respeto a las diferencias y la convivencia pacífica.

Nuestra labor concede especial visibilidad al sector campesino, raizal, afro descendiente e indígena de las zonas rurales del Valle del Cauca (paulatinamente otros territorios), pues Diario Cordillera siente el llamado a rescatar los saberes ancestrales de las comunidades rurales, como también la necesidad de realizar un periodismo educativo que retroalimente la historia cultural de Colombia. Lo anterior no es una camisa de fuerza que impida visibilizar procesos culturales urbanos, sino más bien una motivación para aportar desde la diversidad natural y silvestre de nuestras montañas colombianas, nuevos climas, nuevas aguas, nuevos aires y renovados sentires e inspiraciones que refresquen el corazón urbano de nuestras ciudades.    

LA FELICIDAD ES EL ESTADO NATURAL DEL SER HUMANO.


Motivaciones para trabajar por una sociedad perdida en el Paraíso.

¿Nos hemos dado la oportunidad para reflexionar acerca de nuestro lugar en el mundo?. ¿Entendemos por qué hacemos lo que hacemos aun cuando no nos sentimos contentos por lo que hacemos? ¿Alguna vez has experimentado que existe una misión en nuestra vida que nos permite sentirnos realmente realizados o en el camino de nuestra realización personal como seres humanos?. Yo creo que sí.

Sin embargo, a veces es poco el tiempo que dedicamos a construir nuestra vida con base en el sentimiento que nos hace sentirnos plenos y en armonía. ¿Por qué?. Es cuestión de decisión.  Excusas hay por doquier. La familia, el trabajo, las ocupaciones, el dinero, las facturas, la rumba, las emociones, la mente, el compromiso, el pasado, el futuro y todas aquellas realidades humanas que abruman o constriñen cuando no hay claridad en la proyección que hacemos de nosotros mismos. Sí es cuestión de decisión, ¿cuál elección es la apropiada?... Aceptar la realidad que queremos construir.

Muchas veces nos dejamos llevar por las presiones de nuestra sociedad. En un mundo donde reina la desigualdad y el caos, donde nos plantean que la felicidad se alcanza tras un camino tortuoso de luchas y sufrimientos, y que la clave para alcanzar el éxito se halla en el desarrollo económico basado en la explotación insostenible de los recursos naturales, se necesita de diversas motivaciones que superen por completo el paradigma que actualmente estamos viviendo. Todas las experiencias de nuestra vida tienen un fundamento que trascienden nuestra comprensión inmediata. Es decir, tienen en su esencia una enseñanza, una información que estamos continuamente interpretando. Pero, ¿Cuál es la base de dichas interpretaciones?. Nuestro verdadero deseo de manifestar el ser que realmente somos. Nos encontramos, a veces, llenos de máscaras e interpretaciones que configuran nuestra personalidad, a fin de que cumplamos nuestro deber ser en una sociedad que exige la aceptación colectiva para “alcanzar” la felicidad. Y por ello nos preguntamos con frecuencia, ¿dónde está la felicidad?. Correspondemos fielmente a nuestra más sincera ingenuidad. Respondemos a nuestro deseo de ser buenos en el sentido de ser bien calificados (buenos o malos), pero nos olvidamos de responder a nuestro deseo de estar en verdadera armonía con nuestro íntimo ser. Soy partidario de que el ser humano nace bueno por naturaleza, pero más allá de que la sociedad nos corrompa, yo diría que cada quien decide si se deja corromper o no.

Hemos sido educados porque es ese el deber de todo ser humano. Pero cuando nos preguntamos en esencia porque somos educados, nos encontramos ante el principio natural que sostiene la vida humana: la felicidad y el amor como fuente sagrada de toda manifestación. El principio y objetivo de la educación en la vida humana consiste en conservar el verdadero orden que sostiene la vida en la tierra. ¿Cuál es ese orden?. ¿Cuál es el principio que nos sostiene vivos aun en los momentos de mayor dolor y sufrimiento, caos, guerra o confusión?. El supremo deseo de alcanzar un bienestar, un deseo infinito por sentirnos vencedores de la tribulación, la muerte y la desesperación. ¿A qué se deben estos sentimientos? A la necesidad de encontrar felicidad en cada una de las experiencias de nuestra vida. Si nos planteamos que la felicidad es el estado natural del ser humano, empezamos a superar todos los miedos y limitaciones que nos hemos impuesto para ser aceptados por la vida. Estamos vivos. Vivir es una es una decisión de la cual nos hacemos conscientes una vez hemos logrado identificar lo que nos hace bien o nos hace mal. Por ello es importante considerar, con absoluta franqueza,  lo que nos hace sentir vivos o lo que nos hacer sentir muertos en vida. Si nuestras obras son producto de lo que consideramos un acto sincero, bueno y sublime por excelencia, es necesario confiar en que vamos por buen camino. Si por el contrario, el resultado de nuestras acciones se manfiestan en malestar y desolación, esta es una clave para reflexionar y redireccionar nuestro caminar.

Cuando asumimos un compromiso, éste debe estar impulsado por un deseo de crecimiento personal que vaya más allá de nuestra comprensión mental y racional. El verdadero y más sublime compromiso del ser humano radica en su evolución e integridad. ¿Cómo mirar más allá de nuestras ataduras? ¿Cómo liberamos realmente nuestra esencia? Dando lugar a la aceptación de cada experiencia de vida como una fuerza, como un regalo recibido para aprender que la evolución consiste en avanzar desde lo que consideramos sagrado, venerable y adorado, eso que a veces parece inalcanzable, pero que está siempre en nuestro interior a disposición como una herramienta para utilizar.

Conectar con nuestra esencia es tan sencillo como respirar. Es tan sencillo como comer, es tan sencillo como dar el lugar a nuestros instintos, comprendiendo que en ellos está el motor de la vida que nos indica el deseo más puro de sobrevivir. Aceptar la vida y reconciliar con ella en las experiencias más dolorosas del ser humano, implica aceptar que somos seres donde habita todo el universo, el cual está compuesto por diferentes dimensiones que van desde lo material, hasta lo más sutil y sublime de nuestra realidad íntima. Sabemos que hay una verdad que une al mundo. Conocemos la verdad porque ella es más fuerte que todas las ilusiones que tienen al mundo en caos. La verdad es la vida y la vida es aquí y ahora. Nuestra sublime realidad interior se manifiesta aquí y ahora. No esperemos aceptar la realidad para un mañana soñado que dependerá de la decisión y la acción que tomemos ahora. Si en un momento dado, sientes el impulso de la verdad, actúa, para que tranformes el mundo y la disposición que tienes para evolucionar. La más profunda resistencia del ser humano se quebranta, cuando depositamos nuestra voluntad a algo más elevado que nosotros mismos, cuando aceptamos que tenemos el poder para cambiar, no desde un deseo racional, sino desde la aceptación íntima del paraíso que habitamos.

Habitamos un mundo que obedece a una leyes. Conocer la ley natural es tarea obligatoria de todo ser humano. La principal ley natural que debe conocer todo ser humano es la ley de la causa y el efecto. Toda decisión y toda acción, tiene una razón de ser. Motivados por el odio y el caos, o por el egoísmo y la impureza de nuestro ser, no tendremos más resultados que una vida caótica y en desequilibrio. En cambio, motivados por el deseo de vivir en libertad, reconociendo la verdad que unifica al mundo, obtendremos la manifestación más sublime que nos permite disfrutar la gloria. La gloria no es sólo para los Dioses. La gloria es la creación y la perfecta armonía que inspira la realización humana. La gloria es la realización humana al alcance de todos los seres que entregan su más profunda insignificancia ante un universo infinito lleno de posibilidades para el triunfo de la conciencia hecha acción. 

No es más feliz un hombre que por su riqueza manifiesta su libre albedrío a costa del sufrimiento y la dominación del prójimo. Por el contrario, su aparente felicidad está envuelta de un vacío tan grande que se manifiesta en su deseo inalcanzable de superación personal. Pero somos más que el dominio de nuestros poderes. El verdadero poder implica reconocer que la felicidad más sublime del ser humano se obtiene desde el momento en que reconoce que éste es su estado natural. Somos los dueños de nuestras vidas pero nos olvidamos de reconocer que somos hijos de un universo que pertenece a todos. ¿Podemos sentirnos dueños de la existencia? Sólo cuando aceptamos servir al amor y a la vida, comprendiendo que la felicidad es mucho más que el placer, la ambición y el deseo de propiedad. Si nos hacemos dueños de nuestra existencia, la ley natural de la causa y el efecto nos llevará a tomar la decisión de responsabilizarnos por nuestros actos, en la medida en que mis actos son motivados por un deseo sublime de manifestación de un orden que va más allá de lo que el hombre y la mujer siempre conocieron.

Siempre hay algo nuevo por descubrir. La posibilidad de ser felices siempre está a nuestro alcance. No hay un camino para la alcanzar la felicidad. Ser felices es el sustento de nuestras vidas. Cada célula de nuestro cuerpo está llena de felicidad. No hay condición alguna para alcanzar la felicidad. El paraíso está en nuestra tierra y nuestra misión, nuestra razón de ser, es educarnos para vivir en armonía con ella. Cuando entendemos esto, nuestra voluntad se pone al servicio de un ser que nos supera en tamaño y en conciencia. La tierra nunca ha necesitado del ser humano para seguir danzando al universo. Es la tierra la fuente de la vida que toma de nosotros sólo aquello que le posibilita alcanzar su iluminación. Si queremos sentirnos realmente conectados con la vida, hay que empezar por preguntarnos como soy reciproco al ser que me sostiene vivo y cómo conecto con las más sagrado que habita en mi interior.

AGUABLANCA SIN ÁRBOLES.

AGUABLANCA SIN ÁRBOLES.
Un homenaje al lugar donde habito, un llamado para la reforestación urbana. 

Por Diego Armando Fernández

El barrio Aguablanca, (barrio, no distrito), se fundó para los damnificados de la explosión del 7 de Agosto hacia el año 1956, cuando el gobierno nacional donó alrededor de 500 viviendas mediante la administración de la Fundación Ciudad De Cali. El barrio de lata, como solía llamársele, inicio en un área de alrededor diez mil metros cuadrados. Pero de esas casas de lata hoy ya quedan pocas. 

Aunque mi familia no fue una de las damnificadas, ni tuvo que padecer los horrores de la explosión, si fue beneficiaria de una de las más estupendas características de este barrio: sus diez o doce metros de frente, por sus veinte o veinticinco metros de fondo. Los cuales, para un sector de estrato medio-bajo, resultan estupendos por las posibilidades económicas que resultan a raíz del diseño de espacios habitacionales con destino de renta, o por la amplitud de las casas.

Mis padres llegaron al barrio hacia el año de 1989. La casa en ese tiempo costó alrededor de un millón y medio de pesos. Dichosos de haber encontrado un espacio tan amplio, decidieron distribuir la vivienda de tal forma que una parte se destinará para el oficio de mi padre, la mecánica automotriz, y otra parte para vivienda. Así lo hicieron algunos vecinos también. Otros, prefirieron sacar dos y hasta tres casas. 

Uno de los elementos que más embellecía mi barrio eran los árboles. De un tiempo para acá, me di cuenta que fueron desapareciendo después de una tortuosa cadena de mutilaciones y talas que terminaron dejando, al menos mi cuadra, sin ningún abuelo enraizado. ¿A qué se debió? - Me pregunté. Después de averiguar con los vecinos de la carrera 27 con calle 25, parece ser que a algunas personas les molestaban las hojas que diariamente nuestros antecesores barrían con esmero para dejar los antejardines limpios y bien presentados. A otros les estorbaban porque planeaban para sus casas un mejor garaje o parqueadero. Otros empezaron a generar inconvenientes en la malla eléctrica. En fin, excusas habían cualesquiera para justificar la pérdida y sacrificio de nuestros hermanos árboles.

Un día caminaba con mi hija por las calles de mi barrio, con nostalgia por no ver en algunas calles más que pinos y materas. De pronto, llegando a la transversal 29 con Calle 25, me topé con majestuosos ejemplares arbóreos. Resaltaban por su sombra y el clima fresco que producían sus ramas bien pobladas. A diferencia de mi cuadra, encontré personas barriendo las calles sin molestia alguna. Eché un vistazo alrededor, y observé casas de lata de color beige, otras mitad lata mitad ladrillo. Me acerque a preguntar a algunos vecinos, con gran admiración por lo que veía, cómo habían logrado conservar la cuadra bien arborizada; pues la cuadra entera estaba llenita de árboles grandes, como si el alma de aquellas personas que lo habitan aun guardara la memoria de los bosques. Mi sorpresa fue que muchos habitantes de ese sector eran abuelos y abuelas, personitas jubiladas y muy gustosas de permanecer en sus casas. Mis elogios fueron constantes en las conversaciones sostenidas con ello e incluso los invité a hacer parte del comité ambiental de la junta de acción comunal. Pero muchos se rehusaron porque dicen que en esos espacios es mucho lo que se habla y poco lo que se practica. En otras palabras, muchas quejas y pocas soluciones.

Así fue que tomé la decisión de escribir este artículo. Pensando en los alcances que este pueda tener, mi invitación es a reflexionar sobre las posibilidades de sembrar arbolitos viables para las zonas donde habitemos.


La importancia de reforestar nuestra urbe no radica sólo en que mejora nuestras condiciones de vida al haber más producción de oxigeno en nuestro entorno, sino también en que embellece nuestros espacios y refresca nuestra memoria. Recordándonos que somos hijos de este planeta, nacidos en cada territorio, con una misión que cumplir: Abrazar el universo, expandiendo nuestras ramas, liberando nuestra esencia, armonizando nuestra vida y la todos los seres.